Semana Santa

Martes Santo: Celebración familiar

Pbro. Mario Montes M.
Tomado del follero Semana Santa 2020 del Eco Católico

Reunidos para la oración colocan un bollo de pan en varios pedazos, untados con aceite, jalea o mantequilla o algo similar, en un plato o canasta y se cata “Vienen con alegría, Señor”.

Luego, hacen todos juntos la siguiente oración:

Señor, te doy gracias por el don de la vida y del amor. Hoy, quiero pedirte que me des la capacidad de saber escucharte con el alma dispuesta y el corazón dócil y abierto a tus inspiraciones. Necesito encontrarme contigo en la oración, que me des tu fuerza y tu poder, para sentir con humildad, cada una de las manifestaciones de amor, que a diario pones a todo mi alrededor.

Quiero poder decirte con verdad que por Ti daría mi vida, pero luego me acuerdo de Pedro, quién sintió el pánico venir y por su debilidad, dejó que su corazón se inundara de miedo y negó hasta su amistad. No quiero dejarme llevar tampoco por mis decisiones humanas, sino que sea tu Palabra mi guía, pies no quisiera terminar como Judas, quien, habiendo sido testigo de tus milagros, vendió su salvación por el afán del dinero.

Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero aun así me acerco a Ti, para que me libres de mis egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permita donarme a tu proyecto de vida. Eres el amigo que no defrauda, el que nunca abandona y el que, en la aparente derrota, manifiestas tu grandeza y me levantas victorioso. Te amo de todo corazón, eres el dueño de mi vida, confío en que estas a mi lado y me das la fuerza para enfrentar todas mis dificultades. Amén.

Nos preguntamos y respondemos

Hemos llegado al Martes Santo y el Evangelio nos cuenta de la traición de Judas. ¿Hemos sufrido, alguna vez una traición o decepción? ¿Cómo nos hemos sentido o reaccionado? ¿Qué sucede cuando le perdemos la confianza, a un familiar, amigo y demás, que nos ha defraudado?

Proclamamos la Palabra:

Se lee el texto de Juan 13, 21-33.36-38, voluntariamente los participantes leen el versículo que más le llama la atención. Y entre todos responden a las siguientes preguntas:

Luego lo reflexionan un rato entre todos, y responden a las siguientes preguntas:

Después del lavado de los pies (Juan 13,1-14), Jesús se conmueve ¿Por qué?
¿Sabía Jesús de la traición de Judas?
¿En qué sentido se habla de entrega?
Ver Rom. 4,25; 8,31-33 ¿cómo reaccionan los discípulos ante el anuncio de Jesús? ¿Cómo aparecen Pedro y el discípulo amado?
¿Quién es este último, qué dice y hace? ¿Qué indica el hecho de estar reclinado sobre el pecho de Jesús? Ver Jn1,18
¿Qué hace Jesús con el pan ázimo? ¿Qué significa el gesto de dárselo al traidor?
¿Cómo se presenta aquí la acción del Tentador? Ver también Jn 13,2
¿Quién es aquí, realmente, el que domina la situación?
Judas, después de comer, sale del cenáculo, “de noche” ¿es simplemente porque era de noche o significa otra cosa más, que la simple oscuridad nocturna?
Ver Lc 22,53; Rom 13,11-12 ¿Por qué la figura de Judas nos parece tan repugnante, especialmente en los relatos de la Pasión del Señor y en las películas?
¿Cómo aparece el discípulo amado en esta narración, contrapuestos a los demás discípulos, especialmente a Judas ya Pedro?
¿Nos reflejamos en estos discípulos dudosos, traidores o fieles, hoy?
¿A qué se nos invita hoy, en el Evangelio que hemos meditado?

Se hacen peticiones espontáneas, al final se reza un Padrenuestro, un Avemaría y se comparte los pedazos de pan untado como signo de comunión, cantando “Dios está aquí” .

Seguimos a Jesucristo hoy

Compartimos en familia un compromiso personal para difundir o dar a conocer la Palabra de Dios.

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